El cuento de nunca acabar.

Cansa, que quieren que les diga. Aburre, molesta, incomoda y, muy a mi pesar, aun duele. Hay momentos en la vida en los cuales te cuestionas, te desdoblas y analizas tu actuar; si las cosas no salen bien es porque en algo estás fallando. Yo llevo haciendo esto toda mi vida y aún no logro entender la fuente de su odio.
Nada es suficiente; todos los esfuerzos se desvanecen en sus respuestas secas, cada gesto de tregua choca en su muralla de frialdad, cualquier signo de acercamiento es repelido con presición... era obvio el resultado. Me rendí.
Ya hace un tiempo que dejé la esperanza de alguna vez tener un lazo relativamente normal. No digo que yo no tenga mi cuota de responsabilidad en el asunto, es claro que no es así, pero es muy difícil esconder 20 años de indiferencia y luchar por construir un puente que nos logre conectar de alguna forma.
Hace un par de años me di cuenta de por qué nada resultaba, por qué ninguno de los intentos duraba más de un par de semanas... es que estaba intentando recuperar algo que nunca tuvimos... lo que nunca me dio.
Finalmente, no me queda otra que asumir los costos de mi "no batalla": resistir los embates, tratar de no responder fuego con fuego para no sufrir bajas civiles , pero bajo ninguna circunstancia entregar mi soberanía.